viernes, 6 de julio de 2007

Ibuprofeno




Ir al médico no es una de las actividades gaiteras favoritas, pero a veces es inevitable.

Seguramente condicionados por el hecho de que cuando lo hacemos es porque no estamos en nuestras mejores condiciones y por ello estamos más susceptibles de lo aconsejable no hemos tenido buenas experiencias.

Displicentes, desdeñosos cuando no directamente groseros y maleducados, siempre con prisas, mostrándote sin disimulo su hastío y aburrimiento por tener que escucharte, todos los médicos nos parecen cortados por el mismo patrón.

Voltaire hace 300 años los describía de esta guisa:

Son aquellos que recetan medicamentos que no saben como funcionan para enfermedades que desconocen.

No obstante, seguro que no todos son así. De hecho la figura del médico ha estado tradicionalmente bien considerada. Hasta no hace mucho incluso podían aparcar su vehículo donde quisiesen, siempre y cuando dejasen visible el distintivo que les acreditaba como tales, y en los pueblos eran poco menos que figuras totémicas y lo que decían iba a misa.

Desde hace algunos años ha proliferado una nueva especie, también muy considerada. Los que vinculados a diferentes ONG sacrifican su tiempo y su salario y ofrecen sus conocimientos allá donde hacen falta.


En Burkina Faso, (antiguo Alto Volta, Volta Alto, Isabel como Fernando) su labor ha sido ya recogida por la tradición oral, que nosotros aquí convertimos en escrita.

Vienen a decir algo así como:

Médicos sin fronteras, enfermeras sin bragas,

Si bien los expertos no se ponen del todo de acuerdo y algunos creen que es más acertado traducir:

Médicos sin fronteras, enfermeras sin tangas.

Los tiempos pues, han cambiado, pero no tanto. Actualmente estamos sufriendo una plaga de series televisivas, nacionales o internacionales, de calidad cuestionable pero de indudable éxito que toman la profesión médica como protagonista. No es un fenómeno nuevo es cierto, pero nunca se había dado con tanta virulencia.

Y el caso es no parece tampoco una labor tan difícil, siempre y cuando se sigan unas pautas básicas. A saber:

-Cuando no se tenga ni idea de lo que sucede al paciente ni el motivo de sus problemas es imperativo echarle la culpa a un virus.

-Si se nos permite el tópico, más vigente que nunca, es fundamental a la hora de escribir cualquier informe, justificante y/o receta hacerlo de la forma más ininteligible posible, hasta el punto de que quien lo haya realizado no pueda entender lo que ha escrito pasados unos minutos.

-Ir a desayunar o merendar, en función del horario de trabajo, todas las veces que sean necesarias y nunca menos de tres, siempre en bata y con el estetoscopio colgando del cuello, de manera muy visible.

-Mostrar fastidio cuando el paciente te explique los síntomas que padece y si es posible alternarlo con alguna otra actividad, mirar el ordenador, ordenar los cajones, hablar con la enfermera u otro colega o incluso a salir de la consulta sin ningún tipo de explicación y mucho menos de disculpa.

-A la hora de estrechar la mano del enfermo, si es que no puede evitarse, hacerlo de la forma más lánguida posible y sobretodo sin mirarle nunca a los ojos.

-Pero sobretodo y la más importante de todas, recetar, sea cual sea el problema, ibuprofeno.

Que te duele la cabeza, ibuprofeno.

Que te has caído bajando unas escaleras, ibuprofeno

Que te has machacado un dedo colgando un cuadro, ibuprofeno.

Que en los sanfermines te ha pillado el toro, ibuprofeno.

Que estás alicaído, te duele el vientre, la rodilla o un huevo un huevo, ibuprofeno, ibuprofeno, ibuprofeno, ibuprofeno.


No falla. Esto es diligencia y no la de John Ford.


Los gaiteros intentamos en la medida de lo posible espaciar nuestras visitas a tan preclaros personajes. Eso sí, cuando la situación es ya insostenible y no hay más remedio, anticipándonos al cálido recibimiento que nos espera, lo hacemos después de endosarnos una pastilla de ibuprofeno.


Así vamos ganando tiempo, algo que se ve que es muy valioso hoy en día.

No obstante y para mostrar que a pesar de todo, no son todos iguales, no queríamos finalizar sin presentarles a nuestro facultativo preferido. Un alma cándida al lado de algunos con los que nos hemos topado.



9 comentarios:

Ivo von Menzel dijo...

Brutal la actuación de Steve Martin en esta película a redescubrir.

¿Pero amigo, cómo te va a hacer caso el médico del seguro si cada semana le vas con un mal distinto? ¡Y a tus años! ¡No me seas pupas!

Torsiones, quemaduras, conjuntivitis, orzuelos, padrastros, juanetes, fisuras, faringitis, mareos, cefaleas, tosecilla, catarros, fiebres tifoideas.
Cuando te ven llegar tiemblan, así va la S.S.

Un par de aspirinas y a correr.
A reivindicar Camino de la gloria, grandiosa película bélica de Howard Hawks del año 36, donde Warner Baxter (una especie de Ronald Colman a la americana) se tira toda la película trasegando aspirinas a puñados y bajándolas con coñá.
¡Soberbia!

Un abrazo,

Ivo

Manulynk dijo...

Pero si el ibuprofeno es el medicamento universal, tan universal que ha conseguido desbancar a los famosos antigripales que te daban en la mili cuando ibas a botiquín y te dolía cualquier cosa.
Además que no te quejes, que es por via oral....podría ser peor.

titiritero dijo...

ivo eso ha dolido. voy a tomarme un ibuprofeno

titiritero dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
titiritero dijo...

perdon, me he suprimido a mi mismo, probando una cosilla. manitas q es uno, x no decir manazas

titiritero dijo...

manu donde has estado pollo??!!! me alegra verte !!!!

y ten seguro q ahí fuera hay alguien trabajando la via rectal. tiempo al tiempo

Ivo von Menzel dijo...

No duela compadre, mil perdones si he herido su sensibilidad, ya sabe usted que tras todo bocazas hay una presa de red. Por la boca muere el ídem.

A Billy Wilder me remito,
el capitalismo es como un arenque a la luz de la luna, brilla, pero huele mal.

Mis palabras, aunque improcedentes en determinados momentos (jamás digo sandeces cuando duermo), nunca son malintencionadas.

Le aconsejo (si me acepta la exhortación) una dieta equilibrada basada en los cereales (cerveza y whisky de centeno).
Da valor para enfrentarse al mundo en general y a los galenos en particular, a quienes, todo sea dicho, les tengo auténtico pavor.

Siga los sabios consejos de mi señor padre, si no vas al matasanos, difícilmente te encontrarán algo.

En momentos de bajón salutífero, nada como una visita al barbero y agenciarse unos zapatos o una corbata nueva.
Dan brillo, esplendor y ocultan las ojeras, las canas sólo las tapa Grecian 2000, aunque si se le echa redaños, lo que lucen unas sienes a lo Stewart Granger (quien en realidad se llamaba James Stewart.

Usted sonría y arme la de Cristo Rey (al más puro estilo Wild Bunch) en su lugar habitual de trabajo, no vendrá de dos truchas menos(el pescado hace tiempo que está vendido), seguirán teniendo su festival filmotequero anual.

Reitero lo dicho, ni caso.
Cuidadín con la automedicación.
Puede comprobar en esta misiva los estragos que provoca.
¿Manulink es el amigo Manel?

Suyo de usted.
Un fuerte abrazo (con mascarilla y guantes de látex),

Ivoprofeno

titiritero dijo...

pollo no se me excuse q le doy con el botiquin. no solo no tienes q hacerlo sino q agradezco y valoro tus consejos q
me comprometo a seguir a pies juntillas aunq no sera facil.
pollo q el viernes me empaché con una pizza de nutella.
ahi es nada.

un abrazo!!!!!

ibuprofano (aunq cada vez menos)

manulynk no es manel; es manu, un tipo grande grande y gran amigo tb

Ivo von Menzel dijo...

¡Mae mía!
¡La pizza de Nutella!
¿Qué tal la ascensión al Moncayo con la panza llena de crema de cacao y avellanas?
Muy bien escogido el sitio, la comida de maravilla (creo que es de los mejores italianos que hay en Barna, y eso que han proliferado como setas).
El único punto negativo (nimio, nimio) es la nueva decoración.
Pero el sitio, de categoría, oiga.
¡Repetiremos!
¡Viva el Orvieto bianco!
¡Abajo la clase médica!

Un abrazo,

Ivoproblemo