domingo, 15 de julio de 2007

Biografías selectas 2ª parte. Cesareo Parese



Las segundas partes nunca han tenido buena prensa. Segundas partes nunca fueron buenas se suele decir. Como toda aseveración tiene excepciones. Ahí están El Padrino 2ª parte y ... bueno, quien dice excepciones, dice excepción.

A pesar pues, de que los augurios no son muy favorables y que la valentía y el arrojo no son las características que mejor nos definen, hemos decidido lanzarnos a la piscina y con la biografía de hoy inauguramos una nueva sección, o mejor dicho y como habréis adivinado, si no habéis prestado demasiada atención al título del artículo que nos ocupa, inauguramos la segunda parte de una ya existente.


Tamaño atrevimiento debía estar acompañado de una figura de tamaño también considerable y quien mejor que una de las personas por la que los gaiteros sentimos más aprecio y respeto. Y no, no es Scarlett Johansson. Y no, tampoco es Malena Gracia.


Los gaiteros nos enorgullecemos en presentar a Cesareo Parese, abuelo de la gaitera Vanesssa, la gorda de Minessota.


Nacido hace 90 años en la frontera que une Huesca y Lleida, a orillas del Cinca, no tuvo una infancia fácil. El menor de cinco hermanos, hasta que cumplió los 19, no tuvo ropa que no hubiera sido de sus hermanos mayores. De todos.


La vestimenta que rompió la tradición fue el uniforme del ejército republicano que le fue asignado cuando se alistó, minutos después de hacerse público el llamado alzamiento nacional, de Franco, el resto de generales y demás rangos menores, que fueron legión o estaban en ella.

Más listo que el hambre y que el resto niños y mayores de la comarca ingresó en el internado marista más cercano que es a donde iban a parar los niños de la época que despuntaban o que no tenían donde ir, que en muchos casos era lo mismo.

Los curas del lugar le pusieron el ápodo de Platanoé.


- "Cesareo Parese, Platanoé, al encerado", "Cesareo Parese, Platanoé, suba a la tarima" y los tíos se tronchaban.


Para que luego digan que el sentido del humor y los alzacuellos son términos antagónicos.


Ahí se inició su anticlericalismo, al que seguramente también influyó los cachetes y demás manos largas que sufrió en sus años de interno.


Quizá por ello, fue acusado de haber quemado iglesias durante la guerra civil con personal asalariado dentro, con contrato indefinido y sotana negra.


Más adelante ya en los cincuenta también se decía de él que se había acostado con Ava Gardner.


Lo que sí es cierto es que él en ningún caso hizo alarde de ninguna de las dos acusaciones y sean ciertas o no, hace ya tanto tiempo que dios y Sinatra, si es que no son lo mismo, seguro que le han perdonado.


Condenado a muerte poco después de acabar la guerra, le fue conmutada la pena capital por la de cadena perpetua, que más tarde fue reducida a 13 años de esforzados trabajos forzados.

Así pues con 35 años y hecho un pincel, se encontró por fin libre, es un decir, en la Barcelona de principios de los cincuenta.


Encontró trabajo en una fábrica, conoció a una chica pequeñita, adorable y tan obstinada como él y formó una familia que nunca le escuchó un reproche.


Pero la cabra tira al monte y no tardó en meterse en trifulcas sindicales. Y cuando no podía meterse porque no había donde hacerlo, las creaba él.


Le encantaba comer, beber y disfrutar de la vida porque como solía decir y todavía mantiene, es la única que tenemos, probablemente, así que no hay desperdiciarla. Y de vida desperdiciada sabía un rato.

Amante de las películas del Hollywood clásico, sus directores preferidos eran John Ford, André de Toth y sobretodo Raoul Walsh, quizá influido por el hecho de que al igual que él, también eran tuertos y llevaban un parche en el ojo, en su caso debido a las continuas y muy profesionales somantas de palos que le cayeron en los diferentes campos de concentración en los que estuvo alojado durante su condena a lo largo y ancho de la geografía española, campos que en comparación, convertían al de Guantanamo en un chiquipark.

Como no podía ser de otra forma disfrutaba cantando, algo que hacía a la mínima oportunidad y es que como también solía decir, ¿quién dice que los hombres duros no cantan?

Actualmente sigue disfrutando de la comida, la bebida, los puros , las canciones y la visión de su ojo izquierdo igual que hace cincuenta años, y se encuentra en plena forma si exceptuamos los sarpullidos que le salen por todo el cuerpo cuando oye hablar de las bondades de la transición y de la tan traída y llevada últimamente Ley de Memoria Histórica.


Cesareo Parese, un hombre de los de antes. Signifique lo que signifique.




¿Quién ha dicho que los tipos duros no cantan?, ¿eh?, ¿ a ver, quién?

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