lunes, 31 de diciembre de 2007

¡¡Twist twist!!



Es costumbre que todo lo que empiece, termine. Y este año, que hemos vivido no muy peligrosamente, no podía ser menos.

Es práctica habitual también, aprovechar esta noche para pimplar todo lo que te había quedado pendiente del resto del año, por un precio además, cuatro veces superior al del día anterior. No seremos nosotros quienes le pongamos peros a tan antigua tradición. Allá cada uno con su hígado y con su bolsillo.

Copa en mano o no, los gaiteros creemos que la mejor manera, junto con una o dos más, de despedir el año y darle la bienvenida al siguiente es twistear con frenesí y dejar rodillas y caderas al borde de la luxación.

Por ello os ofrecemos dos muestras de cómo debe hacerse. Para que lo disfrutéis esta noche y alguna otra más. Sin contraindicaciones.

Y como no podía ser de otra forma y cumpliendo con otra tradición inexcusable de estas fechas, os deseamos un feliz 2008.

Quien sabe, quizá sea vuestro año. Por lo menos es un día más largo. Algo es algo.

Por último, y para no dejarnos ninguna tradición en el olvido, aprovechamos para pedirle a este nuevo año algo sencillo. Los gaiteros, de natural humilde, no aspiramos a mucho más.

Nos bastaría con no tener que oír nunca más que ningún entrenador, reputado o no, del deporte que sea, incluida la fórmula uno, -perdón, habíamos dicho deporte-, ha vuelto a decir a alguno de sus esforzados pupilos aquello que Johan Cruyff, gran jugador y entrenador y mejor persona, dijo a los suyos poco antes de la mítica final de Wembley.

Salid y disfrutad. Probablemente una de las frases más memorables del pasado siglo y con toda probabilidad la más repetida y peor utilizada.

Y ahora, no sean rancios y, ¡a twistear!

O salgan y disfruten, ustedes mismos, que ya son mayorcitos. Un año más concretamente.









jueves, 13 de diciembre de 2007

En lo más crudo del crudo invierno




Está nevando en Virginia y los nuestros van descalzos.

Parece ser que ésta es la única contribución de Scott Fitzgerald a Lo que el viento se llevó. No es gran cosa para una película que dura cuatro horas dirán algunos, -los de siempre-, pero sin duda es suficiente para mostrarnos el talento de su autor y hacer que la obra en cuestión sea aún más maestra.

En todo caso, ni nosotros somos el gran Scotty o su primo hermano Gatsby, también grande, ni estamos en Virginia, aunque el frío que hace estos días pueda llegar a parecerlo, por muy calzados que vayamos.

Cada uno lo lleva como puede. Algunos se decantan por el método Boris Yeltsin y se ponen de vodka hasta las orejas y más arriba, variante del más antiguo y tradicional, algo en desuso hoy en día, que precisamente responde al nombre de Scott Fitgerald, y que en vez de vodka se hacía con dry martinis, agitados, batidos, en escabeche o en pepitoria, según la hora del día.

Otros, más caseros y ajenos a todo lo relacionado con el cambio climático, optan por atrincherarse en casa y darle a la calefacción un tute de campeonato.

No seremos nosotros quienes os digamos cuál de las dos opciones es mejor. En todo caso, recordaros que no son las únicas. Así que para ayudaros a soportar tan gélidas jornadas, os proponemos una alternativa.

Vaso corto, vuestro destilado preferido y los chicos de la playa, la banda ideal para todas las estaciones y temperaturas del año, a todo trapo. Probablemente no tendréis menos frío pero seguro que estaréis más a gusto.

Se acercan además las fiestas de navidad, puntuales a su cita anual, aunque cada año dan la sensación, -ojo, una sensación nada más-, de empezar un poco antes, y se comenta que hay quien también utiliza algunos de los métodos antes mencionados, y otros menos contemplativos, ninguno de ellos muy cartesiano es cierto, para sobrellevarlas de la mejor manera.

Tanto si sois de los que se pasan el año esperando a que lleguen, como si lo que preferís es arrancar a mordiscos del calendario fechas tan señaladas, os deseamos a todos, felices fiestas.

Nosotros ponemos los Beach Boys. Los licores son cosa vuestra.










martes, 4 de diciembre de 2007

Yo en Nueva York




Al igual que la sidra el gaitero, una de nuestras preferidas, como los más despiertos habréis imaginado, y continuando su presentación, Yo, la película de nuestro amigo Rafa Cortés, es ya, irremediable y merecidamente, también famosa en el mundo entero.

Su última etapa, Nueva York; ahí es nada. Durante toda esta semana, con un puente que ríete tú del de Waterloo, será mostrada como su director la trajo al mundo en diferentes pases en el marco incomparable y de postín, y esta vez va en serio, del Lincoln Center.

Mientras tanto, porque no sólo de cine vive el hombre, y Rafa lo es y mucho, una nueva muestra de su talento multidisciplinar. Un corto publicitario de ciencia ficción que nos muestra la que se nos avecina, sin aspavientos ni alharacas y con el humor que le caracteriza.

Con el añadido de que ha contado con dos actores de su ópera prima. Los estupendos Miquel Pujol y Rafel Ramis, en especial este último, sosias de Luis Ciges, y desde su aparición estelar en Yo, uno de nuestros actores preferidos.

Confiemos siga contando con ellos, y algunos otros, en próximos proyectos y pueda formar una compañía estable de actores a lo Ford o Welles. Sus películas saldrán beneficiadas. Y nosotros, sus espectadores, también.