Es raro encontrar a alguien que reconozca abierta y francamente, sin estridencias, que se ha equivocado.
No es tarea fácil. A todos nos cuesta, aunque no debería ser así, porque si algo nos ha demostrado la historia, además de que es posible matar a cualquiera, como nos susurraba Michael Corleone, es que nos equivocamos. Una y otra vez.
Los gaiteros somos expertos en eso. Nuestra trayectoria vital es un cúmulo de decisiones erróneas y si pudiéramos volver atrás y tomar otras diferentes, sin duda volveríamos a equivocarnos. Por eso es imprescindible para remediar los daños, aprender de nuestros errores y, si es posible, de los aciertos de los demás. A pesar de creer que a los dos años, tirando largo, el carácter ya está forjado y a partir de entonces apenas cambiamos, es necesario seguir intentándolo y tomar a alguien a quien respetemos y admiremos como referencia y en la medida de lo posible, imitar descaradamente sus actitudes.
Si a esa persona preclara le ha ido bien, quién sabe, quizá nos sirva también a nosotros. Es evidente que este método no es garantía de éxito y puede ser catalogado como atrevido, por no decir idiota, pero vistos los resultados de otros mejor valorados, no parece que lo sea más que algunos que seguimos a pies juntillas como el archiutilizado, -hacer lo primero que nos pase por la cabeza-, sin valorar sus consecuencias y sin tiempo de encomendarnos a dios ni al diablo.
Los gaiteros, como defensores del revolucionario método que proponemos y atentos testigos de todo lo que nos rodea y de lo que nos gustaría rodear, hace tiempo que disponemos de diversas figuras en diferentes campos a las imitamos sin disimulo, por diversos motivos, con una falta total de éxito.
El último en sumarse a nuestra lista ha sido Adriano Galliani, figura singular que no necesita presentación pero que aún así nos disponemos a presentar.
Se trata del exitoso administrador delegado del Milan, vigente campeón de la copa de Europa y único caso en la historia del futbol moderno, del antiguo no podemos asegurarlo, que con los mismos jugadores, con una media de 87 años, ha sido también campeón del torneo de veteranos.
Justo es reconocer, ya que no es oro todo lo que reluce, que nuestro nuevo gurú es también el mayor causante de accidentes caseros en su país, simplemente llamando por teléfono y presentándose con su voz ligeramente atiplada y con marcado acento italiano, algo no muy extraño si tenemos en cuenta que nació en Monza. El canguelo que produce en sus interlocutores con sólo estas cuatro palabras,-sono io, Adriano Galiani-, es temido en toda Italia, de los Apeninos a los Alpes, hasta el punto que nosotros, cuyas opciones de que recibamos una de sus letales llamadas son más remotas que la posibilidad de que el Madrid gane este año la Liga o que alguien en este país, aunque sea el presidente de una comunidad de vecinos, conjugue en primera persona el verbo dimitir, hemos decidido restringirnos las llamadas antipasti, perdón, entrantes.
Más allá de sus éxitos deportivos, los cuales no sirven demasiado a nuestro propósito, lo que nos ha decidido a englobarlo dentro de nuestra lista de personalidades a imitar es una de sus últimas declaraciones, en tanto que máximo responsable del equipo italiano y que extrañamente ha pasado un tanto desapercibida:
-"Este verano ficharemos a uno de estos cinco jugadores: Ronaldinho, Eto'o, Drogba, Shevchenko o al Pato".
Equiliquá. Para los menos entendidos en cuestiones futbolísticas digamos que los cuatro primeros de la lista son probablemente cuatro de los seis o siete mejores y más apetecibles futbolistas del mundo y que el Pato, bueno, no tanto. Es, si se nos permite la comparación, más odiosa que nunca, como si dijéramos y he aquí su valor, que esta noche nos ha invitado a cenar una de estas personas: Scarlett Johansson, Penélope Cruz, Charlize Theron, Julia Roberts o Inma Mayol. Aunque no hayamos nunca hablado con ninguna de las cuatro primeras a pesar de que algunas de ellas, se comenta que están rodando una película en Barcelona.
Más aún, en la misma conversación podríamos también decir, sin que nos crezca la nariz, que iremos a cita tan señalada en unos de estos vehículos: en helicóptero, en un yate que ríete tú del de Flavio Briatore, otro de nuestra lista, en un deportivo descapotable a lo James Bond, cuando era James Bond, en una moto con sidecar o en un tren de cercanías de Renfe. Aunque en una mano tengas ya el billete de tren y en la otra el mail que te envío la ilustre concejal del ayuntamiento de Barcelona confirmándote tu invitación para la emocionante velada que te espera. Si llegas a tiempo claro. Y no estarás faltando a la verdad, una de las virtudes, la de decir siempre la verdad, a nuestro entender, más sobrevaloradas que existen.
A pesar no obstante, de los múltiples y variados usos que se nos ofrecen con tamaña estratagema y para contentar a los seguidores de Esopo y Samaniego, sin olvidar a los de Iriarte, por supuesto, por una vez y sin que sirva de precedente, no finalizaremos el artículo de hoy sin describir la moraleja que todo este relato encierra.
Moraleja: Popular y sinuosa urbanización situada en el municipio de Alcobendas, cercano a Madrid, y la favorita de renombrados personajes queridos por todos.
Así pues, a modo de homenaje y agradecimiento por el juego que le podemos sacar a las palabras del Commendatore Adriano, os ofrecemos dos de sus canciones preferidas y que desde ya, en señal de respeto, lo son también nuestras.
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