Los que presumen de conocernos, -hay quien presume por bien poco-, suelen recordarnos que el ejercicio físico no es lo nuestro. Para que negarlo, por una vez están en lo cierto. Carreras, estiramientos, abdominales, flexiones y genuflexiones varias nunca han sido muy de nuestro agrado. De carácter más contemplativo que activo, y más aún en esta época del año donde al menor movimiento se empieza a sudar la gota gorda, preferimos ser espectadores que actores, -siempre y cuando no estemos hablando de teatro claro-, ya que en ese caso no somos ni una cosa ni la otra.
En cualquier caso, este pasado mes de junio hemos estado de suerte. Ha habido Eurocopa. La mejor que recordamos y ya llevamos unas cuantas. Una maravilla para los sentidos, sobretodo para el de la vista, seamos francos, y que nos ha reafirmado en que cuando de deporte se trata, el fútbol sigue siendo el rey, y a años luz del resto, sus vasallos.
Eso sí para quien quiera estar en forma, algo que en estos días parece obligatorio, pero al igual que nosotros se decanten por la gintonificación antes que por cualquier otra actividad, por muy tonificante que sea, ahí van una tabla de ejercicios del gran Voltaire, el famoso entrenador personal, padre de la gimnasia moderna e ilustrada, para practicarla cuando y donde deseen o para hacer con ella lo que les plazca. Tiene más de doscientos años pero el tiempo no pasa por ella:
1.- ¿A causa de qué ceguera funesta puede aún soportarse un monstruo (cristianismo) que desde hace mil quinientos años desgarra al género humano y que embrutece a los hombres cuando no los devora?
2.- Tantos autores antiguos han hablado de los antropófagos que es difícil negarlos. Esta atrocidad, tan repulsiva para nuestra naturaleza, es sin embargo muncho menos cruel que el asesinato. La verdadera barbarie es matar, y no disputar el muerto a los cuervos o a los gusanos.
3.- ¡Qué idea más rara, inspirada en la colada, la de un jarro de agua que limpie todos los crímenes! Como hoy se bautiza a todos los niños, porque una idea no menos absurda les supone a todos criminales, ya están todos salvados hasta que lleguen a tener uso de razón y puedan hacerse culpables. De modo que debéis degollarlos a todos cuanto antes para asegurarles el paraíso.
4.- Hay que seguir corrigiéndose aunque uno tenga ochenta años. No me gustan los viejos que dicen: ya tengo esa costumbre. ¡Pues bueno, viejo chalado, cámbiala por otra, rehace tus versos si los has escrito y tu mal humor si lo tienes! Combatamos contra nosotros mismos hasta el último momento.
5.- Se declama contra el lujo desde hace dos mil años en verso y en prosa, y siempre ha gustado.
Y esta sexta y última, que al igual que las otras, suscribimos plena y modestamente:
6.- Ángeles míos, este mundo es un naufragio. "Sálvese quien pueda", tal es la divisa de cada individuo.
Lo dicho pues, póngase a salvo y pasen un feliz verano.
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